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Oda a la madera

By: arquitecto segovia | 20 Ago 2016

Si te llamo semilla eres la síntesis de la vida. Caes del cielo haciendo brotar de la tierra fuentes de los más coloridos, variados y nutritivos alimentos. Entregas, como quien no quiere la cosa, toda la base nutricional de nuestro planeta.

Nosotros mismos tenemos raíces. Todo nuestro pasado, todo origen para nosotros se vincula con esa palabra tuya! Si no fuera por las raíces… la tierra bajo nuestros pies, ya infértil, estaría suelta y nosotros perdidos.

Te digo árbol y eres sombra, abrigo, frescor, comida, belleza, bebida -no puedo olvidar que los árboles llaman a la lluvia-… fertilizas el terreno, mulles el sustrato, vistes, suavizas el paisaje, entregas oxígeno y refugio para todo un mundo de vida.

Si eres bosque veo un inconmensurable abanico de experiencias y aprendizajes; veo lo maravilloso que podría y debería ser un mundo que a otros efectos sí decimos “nuestro”.

Humilde como madera ardes, desde el pasado más remoto, para darnos luz, para darnos calor, para protegernos del entorno, para cocinar nuestros alimentos, para permitirnos hacer nuestras herramientas, forjarlas y también para poder trabajar con ellas. Seguramente has sido nuestro primer techo fuera de la cueva, y aún hoy se dice que el que tiene techo, tiene casa. Pero no eres una especialista, pues todo en una casa se puede hacer con madera. Desde la estructura (que por cierto es la más económica), al suelo, los muros, el tejado, las carpinterías, el aislamiento, el combustible… hasta existen “clavos” de madera. ¿Y qué sería de nosotros sin algo tan simple como el papel?

Todos, árbol, queremos tus virtudes. La sombrilla apenas tiene una de ellas y en verano todos nos agolpamos bajo su ridícula oscuridad. ¿Cuántos milenios han tardado los inventores en ingeniar sombrillas humidificadoras?, y solo son propias de un mundo de supervivencia, trastos inmundos que no te llegan ni a las raíces! Los bosques son la eterna inspiración de todas las grandes catedrales. Pero las creaciones humanas más exquisitas no pueden compararse ni con una sola de tus células.

Quién madera, como tú, puede ser sombra, frescor, abrigo, comida, bebida, fertilidad, belleza, oxígeno, refugio, tejado, suelo, muro, estructura, aislamiento, papel, carpintería, combustible, barco, avión, bicicleta, salud, tranquilidad, ecología…!

Hablamos de “ecología”, hablamos de “medio ambiente”, muchas veces nuestra conclusión es apoyar otro producto basado en petróleo, cemento, aluminio… y no sé si ríes o lloras. Pero sí sé que tú continúas generosa, dándolo todo sin pedir nada a cambio. Y es que, aunque tengamos los ojos cerrados y los campos pelados, todo en ti es entrega. Ciertamente las personas hemos descubierto cosas muy interesantes, pero la búsqueda no deja de ser una forma de insatisfacción… y es que buscamos y buscamos cuando, en muchos casos, la mejor opción está delante de nuestros ojos!

José Antonio Santos Pérez 🙂