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¿Llueve en el desierto?

By: arquitecto segovia | 4 Nov 2017

Lo que le sucede a nuestro paisaje es un simple proceso de desertización causado la destrucción indiscriminada del mismo. El mundo no es bueno o malo, solo nos devuelve lo que le entregamos.

Si los humanos:
· talamos los árboles
· matamos a todos los seres vivos que habitan los campos que cultivamos y sus zonas limítrofes (hablo de varias decenas de miles de trillones de seres vivos de muy diversa naturaleza y tamaño que caen sin mesura bajo los efectos de nuestro modo de vida)
· apisonamos la tierra que una vez fue esponjosa y viva, y la dejamos desnuda, expuesta a que el sol y el frío la sigan esterilizando.
· lo forramos todo con asfalto, cemento y acero
· desecamos con nuestra “agricultura” los acuíferos subterráneos con norias que pulverizan aguas subterráneas al caluroso aire de julio en territorios que eran tradicionalmente de secano
· cercenamos la capacidad reproductiva de los seres vivos (alimentos, animales) y entregamos la semilla de los mismos, con todo lo que ésta implica, a los seres más codiciosos del planeta
· repoblamos con especies exóticas y agresivas con el medio
· alteramos la estructura misma de la tierra, antes viva.

No nos extrañemos de que, entre muchos otros efectos secundarios, cada vez llueva menos. En los desiertos generalmente no llueve.

De hecho, al contrario, cabe esperar:
· cuando desecamos tierras y campos… que cada vez se evapore menos agua en el paisaje, que se debilite el ciclo del agua y que, en consecuencia, llueva cada vez menos.
· cuando aniquilamos, apisonamos y esterilizamos el campo… que el agua no se incorpore a los acuíferos sino que resbale siguiendo la pendiente e incluso que arrase campos y ciudades.
· cuando secamos la tierra… que ésta arda como la pólvora. La causa de los incendios no está en el idiota que juega con fuego. Hasta hace pocas décadas, siempre en el campo se ha jugado con fuego. La causa de los incendios y de su magnitud es que el campo está seco y cada vez más seco.
· cuando debilitamos los ecosistemas, matando poblaciones enteras de seres vivos en ellos… que se desequilibren los ecosistemas y que su debilidad atraiga hongos y enfermedades. Esto es extensible a nuestra salud, a las huertas y, por ejemplo, a los corales marinos.
· cuando reforestamos con especies exóticas, desequilibramos los ecosistemas, los debilitamos y los preparamos para una siguiente catástrofe aún más destructiva.
· cuando nos rodeamos de acero, asfalto y cemento… que suban las temperaturas. Dé simplemente un paseo y entre en la ciudad… notará rápidamente la subida de las temperaturas.

Y todo esto que digo sólo son unas pinceladas. En general, quede claro que, si el paisaje enferma, nosotros enfermaremos con él.

Hablamos de cambio climático pensando que arreglamos algo. No nos damos cuenta de que ese discurso no encadena una secuencia lógica de afirmaciones. Por lo tanto, no encontramos por ese camino la causa de los males que nos aquejan. Peor incluso, apoyamos al mayor responsable de todos estos problemas y reforzamos a aquéllos que conscientemente han generado los problemas.

Al final todo es perfecto. Y es que la muerte se rodea de muerte y la vida se rodea de vida. No se puede destruir un ecosistema sin destruir la mente de los humanos que lo habitan.

Podemos todos a la vez pedir ayuda a nuestros dioses: al dios dinero, al dios tecnología, al dios medicina, al dios industria, al dios ciencia, al dios éste o al dios aquél… pero si:
· confiamos en el experto de turno sin entender por nosotros mismos…
· nosotros mismos no comprendemos lo que nos rodea,
· seguimos haciendo lo mismo que ha generado todos los problemas,
· seguimos apoyando a los mismos que han causado los problemas,
sólo conseguiremos profundizar más y más en los problemas.

La solución a todos nuestros problemas está mucho más cerca de lo que podamos pensar.

El dominio de nuestra propia mente es la solución a todos los problemas del mundo.

No es complicado, es en realidad muy sencillo. O bien vivimos con la naturaleza o bien morimos.

José Antonio Santos Pérez 🙂