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Destrucción del patrimonio. Las causas

By: arquitecto segovia | 17 Feb 2018

Seguimos con la serie de entradas sobre la destrucción del patrimonio*. En esta entrada hablaremos de causas del terrible deterioro que padece el patrimonio en nuestro país y de su escala. Y digo “en nuestro país” por acotar el problema.

En las siguientes líneas explicamos:
– cómo funcionan los edificios antiguos, construidos con mortero de cal;
– cómo funcionan los edificios nuevos, construidos con mortero de cemento o ya inmersos en una lógica de construcción industrial;
– por qué la aplicación de los criterios nuevos en los edificios viejos está atacando a éstos últimos de forma letal.

Estamos hablando de un tema muy complejo y, por ello, no podemos entrar en gran detalle en esta explicación. Explicaremos sólo lo más necesario para poder entender la terrible suma de circunstancias que amenazan con la destrucción del patrimonio. Comenzamos:

A

Cómo funcionan los edificios antiguos, construidos con mortero de cal

La edificación tradicional se hacía con cal, barro, madera y piedra. Era enteramente ecológica, 100% respetuosa con el medio ambiente y humilde y limpia incluso a la hora de desaparecer. Para su existencia no cuenta con cementos, carreteras, plásticos, petróleos ni prácticamente instalaciones. Las virtudes de éstos materiales nobles y la forma de trabajarlos mejoran la eficacia, el mantenimiento, la habitabilidad, los costes, la belleza… del edificio.

Las edificaciones tradicionales se componen exteriormente de:
– una cubierta y un alero que alejan el agua de la vivienda (cuanto mayor sea el alero de una edificación, más calidad tenderá a tener esa edificación),
– un muro realizado con mortero de cal con su zócalo, para evitar que la humedad suba desde el terreno.

Las cubiertas de calidad tenían antiguamente una cierta curvatura, semejante a las edificaciones tradicionales asiáticas que podemos recordar, y lanzaban el agua de la lluvia lo más lejos posible de la edificación, como si se tratara de un tobogán. Hay más razones para que fuera así pero, en cualquier caso, era una forma de proteger las partes más sensibles del edificio mejorando su mantenimiento, su coste, etc.

El zócalo se construía con granito o la roca disponible de menor absorción de agua para impermeabilizar el muro y alejar del mismo la humedad del terreno.

Y los muros, realizados siempre con cal y en muchas ocasiones con barro, aislaban, transpiraban, estructuraban, oreaban (saneaban), desinfectaban, protegían, limpiaban, etc. Podríamos escribir un elogio a la cal, por la increíble cantidad de virtudes que tiene este material.

La construcción tradicional era 100% local: se limitaba sólo a materiales y soluciones naturales. No tiene impermeabilizantes, ni aislamientos especializados, ni cuenta con transportes, ni apenas tiene cimentaciones como hoy los entendemos. Recordemos que estas edificaciones están ligadas al campo y al espacio natural, y que antiguamente las personas no consumían plástico ni envases para las comidas que podían comprar.

Cabe decir que, en general, las formas tradicionales de vivir son las únicas formas de vivir enteramente ecológicas que hemos conocido, y, en este sentido, tenemos mucho que aprender de ellas y de sus realidades. En muchos sentidos, no hemos conocido los humanos soluciones constructivas mejores que las tradicionales.

A

Cómo funcionan los edificios nuevos, construidos con mortero de cemento o ya inmersos en una lógica de construcción industrial


Los cerramientos de cemento no transpiran (ni lo pretenden). Al contrario que los de cal, evitan la humedad separándose del terreno y/o mediante el uso de impermeabilizantes plásticos. En general, la nueva diversidad de materiales que traen la industria y el comercio hacen de las formas algo secundario, por ello se eliminan los aleros, los zócalos, los gruesos muros de antaño; por ello incluso se imponen barbaridades en las formas a fuerza de, por ejemplo, aire acondicionado. De hecho, tanta libertad nos permiten los materiales a finales del s. XX que el puro negocio se ha convertido en el Leitmotiv de la construcción. Ahora, directamente, las formas más “evolucionadas” de construcción (provenientes de Alemania) proponen que los edificios estén herméticamente cerrados y que toda ventilación se realice mediante instalaciones automáticas creadas a tal efecto. En muchos casos estas formas “evolucionadas” ni siquiera contemplan la opción de abrir la ventana. Parecen bien intencionadas… pero siempre es bueno desconfiar.

Además, en el lúcido s. XX se entiende que arrojar el agua de los tejados al exterior es una ofensa; por ello el agua de la lluvia se canaliza y se incluye otra instalación más en la edificación (aumentando, por supuesto, la complejidad de la construcción, el coste, etc).

La construcción moderna es una caja con estructura de cemento o acero, finas paredes de cemento y tanto plástico como sea necesario (puertas, ventanas, sistemas de aislamiento térmico y/o acústico, sistemas de ventilación, transporte de todo ello, etc). Quien dice plástico dice toxicidad implícita.

Hablamos de mucho plástico porque no nos referimos sólo al plástico vinculado a las instalaciones de esta “vivienda moderna”, sino a todo el plástico asociado al estilo de vida moderno, de comida envasada, coches de plástico, ropas de tejidos sintéticas, transporte basado en petróleo, fabricación de asfaltos, aparatos de última tecnología, etc.

Llegados a este punto cabe señalar, sin entrar en demasiados detalles, el inmenso problema que estamos creando los humanos en el mundo al crear materiales no auto-reciclables, y al no reciclarlos nosotros por sistema y, peor aún, al fabricar cosas cada vez menos y menos duraderas.

A

Por qué la aplicación de los criterios nuevos en los edificios viejos está machacando a éstos últimos

Como el carruaje del que se hablaba en la entrada anterior, estamos rehaciendo los edificios antiguos guiándonos por ideas, materiales y soluciones modernas… y hablamos de más del 95% del patrimonio inmueble de uno de los países con mayor patrimonio monumental del mundo. Es decir, hablamos de una barbaridad de mucho mayor calado que todos los robos de la banca perpetrados en la historia de nuestro país (que ya es decir).

Causas (C) y consecuencias (D de Desastre):

C. “Las calles siempre tienen que ser pavimentadas” (¿por qué?) y, tristemente, siempre se pavimentan con cementos.
D. Esto impide que el terreno transpire de forma natural, y lo fuerza a transpirar a través de los muros de los edificios viejos, llevando la humedad al muro.

C. Las construcciones y las rehabilitaciones hoy en día se hacen con cemento, incluidos los zócalos, que son la parte de los edificios que más sufre con la aportación de cementos,
D. Se intensifica la enfermedad del espacio interior y de los muros, que se llenan de humedades salinas. La piedra así se desintegra de forma irreversible.

C. El agua, que asciende por los muros como por los azucarillos y se evapora en contacto con el aire exterior al muro, abandona al evaporarse los minerales que carga. Y estas acumulaciones, con el paso de los años, suponen un desafío a la integridad molecular de la roca en cada uno de sus poros.
D. Descomposición y pulverización de los cimientos de los edificios desde cada poro de la roca.

C. Las construcciones modernas no tienen zócalos ni aleros o, si los tienen, los tienen ridículos y más por imagen que por función.
D. Dado que los aleros y los zócalos eran la primera barrera que protegía a los edificios del agua y la humedad, la enfermedad campará a sus anchas.

C. En ciudades cada vez más hiperpobladas se busca aprovechar el espacio cada vez más. Por ello se cierran los atrios y los patrios de los edificios patrimonialmente valiosos mediante muros de cemento.
D. Se elimina la ventilación de muros y espacios, se amplifica el alcance de las humedades y, a largo plazo, se ponen las estructuras de la base misma de los edificios en riesgo de colapso.

C. “No está bien verter el agua de la lluvia a la calle de todos, mejor ponemos canalones en las cubiertas”,
D. De este modo no permitimos a los tejados funcionar como funcionan, y el agua disparada por el tejado, que siempre rebosará y goteará por los canalones siempre mal mantenidos, recorrerá la piedra tallada provocando humedades. Además, si se da el caso de que la lluvia viene con heladas, la roca humedecida reventará directamente por la expansión del agua al convertirse en hielo.

C. Los muros mal rehabilitados se llenan de humedad y de sales
D. La enfermedad avance.

A

¿Cuál es el resultado final?

Cuando se agrede un edificio al tratarlo exactamente al contrario de como él funciona… naturalmente sufrirá. Cuando esta práctica se extiende a todo nuestro patrimonio, entonces lógicamente debemos esperar el desastre absoluto.

Con las humedades vienen las manchas, mohos, líquenes, hongos, xilófagos en las maderas, insalubridad de los espacios, enfermedades de la construcción, enfermedades de las personas por vivir en espacios insalubres, etc. No es por casualidad que en Castilla se hable de orear/airear en el sentido de sanear. En otras palabras: enfermedad para personas y colapso de todos nuestros monumentos más valiosos.

Lo llamamos patrimonio, pero ya se parece más a un engendro monstruoso que a un recurso social bello y valioso. De hecho, por este camino perderemos todo el patrimonio a no mucho tardar; quedarán solamente parques de atracciones de cartón-piedra.

¿Qué edificios “de verdad” quedarán? Grandes complejos de empresas internacionales y estadios de fútbol. Aquí no se dan puntadas sin hilo.

Torreones, palacios, caseríos, castillos y catedrales que fallan por los pies, enfrentándose ya, en muchos casos, al colapso de las estructuras.

A poco que usted, lector, se pare a observar… no le costará identificar muchos de estos males en cualquiera de los monumentos que vea por la calle. Verá fustes, adornos, capiteles y todo tipo de exquisiteces talladas en piedra completamente machacadas por la falta de observación y de conciencia.

El patrimonio, tal como se encuentra, es una fuente de sangre clamando al cielo, pero que increíblemente pasa inadvertida a los vecinos. Un valiosísimo recurso que ni siquiera nos pertenece a nosotros, que es de la Tierra, de la naturaleza, de nuestros padres y de nuestros hijos… que estamos destrozando con tanto empeño como inconsciencia.

*Si quiere acceder al primer artículo de la serie dedicada a la destrucción del patrimonio. Destrucción del patrimonio, el concepto… pulse aquí

José Antonio Santos Pérez : )